Recuerdo que yo caminaba
un poco a la derecha de mi sombra
y tal vez un poco a la
izquierda de Dios, o al revés
es difícil establecer
donde está el cuerpo
cuando el alma remonta
sueños tan intangibles
y serenos como un
atardecer invernal.
Recuerdo que mi madre o
la madre universal e innumerable
del niño que cada tanto
nos habita
amasaba un puñado de
costumbres para mi
y llenaba de sabiduría
la elocuente y gimiente olla familiar
que emanaba aromas y
sabores que aun guarda mi memoria.
No hay cultura posible
en este mundo
si hay un niño con
hambre
si hay una sola vida
prisionera del hambre
si callamos cobardes cuando
de otro es el hambre
si cegamos los ojos, si
guardamos las manos
qué haremos con el
tiempo? y qué con el futuro?
si negamos al niño su
dignidad de humano
muchas veces los veo
humillados y heridos
recorriendo mis calles
por un sucio centavo
mientras los diarios
hablan del mercado ascendente
la justicia castiga lo
que ha promocionado
también se halló la cura
de la peste inducida
el virus y antivirus son
dos duendes bizarros
la rauda moraleja con
sus hijos de plástico, nos reza
que tienes titular, si
es que puedes pagarlo.
Recuerdo que yo caminaba
un poco a la derecha de mi sombra
pero se me hace que
tanta ambición desmedida me ha corrido el sol
tengo miedo de estar a
oscuras y no darme cuenta
que la esperanza haya
bajado los brazos, que la lucha se duerma
y que de tanto cantar en
vano se hayan callado los gallos de mi alma.
Dios quiera que el sol
vuelva a mostrarme mi sombra
y ya no haya hambre en
el mundo, ni guerras
ni genocidios pacíficos,
ni destructores de la naturaleza
que todo mi sur, mi
corazón de sur, mi cielo sur adentro
sea un eterno canto de
amor a la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario